NUESTRA SEÑORA, VIRGEN DE LOS DOLORES
15 de Septiembre
Tres dolorosas de Jaén, expuestas el pasado 15 de septiembre en sus respectivos templos. De izquierda a derecha, Nuestra Señora de los Dolores (San Juan), María Santísima del Mayor Dolor (la Magdalena) y Nuestra Señora de la Soledad (San Ildefonso). (fotografía Sergio Manuel Rodríguez Ortega).
Los siete dolores de la Santísima Virgen que han
suscitado mayor devoción son: la profecía de Simeón, la huida a Egipto, los
tres días que Jesús estuvo perdido, el encuentro con Jesús llevando la Cruz, su
Muerte en el Calvario, el Descendimiento y la colocación en el sepulcro.
Simeón había anunciado previamente a la Madre la oposición que iba a suscitar su Hijo, el Redentor. Cuando ella, a los cuarenta días de nacido ofreció a su Hijo a Dios en el Templo, dijo Simeón: "Este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una señal que muchos rechazarán y a ti misma una espada te atravesará el alma" (Lc 2,34).
El dolor de María en el Calvario fue más agudo que ningún otro en el mundo, pues no ha habido madre que haya tenido un corazón tan tierno como el de la Madre de Dios. No ha habido amor igual al suyo. Ella lo sufrió todo por nosotros para que disfrutemos de la gracia de la Redención. Sufrió voluntariamente para demostrarnos su amor, pues el amor se prueba con el sacrificio. (Comentarios Portal Católico).
Simeón había anunciado previamente a la Madre la oposición que iba a suscitar su Hijo, el Redentor. Cuando ella, a los cuarenta días de nacido ofreció a su Hijo a Dios en el Templo, dijo Simeón: "Este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una señal que muchos rechazarán y a ti misma una espada te atravesará el alma" (Lc 2,34).
El dolor de María en el Calvario fue más agudo que ningún otro en el mundo, pues no ha habido madre que haya tenido un corazón tan tierno como el de la Madre de Dios. No ha habido amor igual al suyo. Ella lo sufrió todo por nosotros para que disfrutemos de la gracia de la Redención. Sufrió voluntariamente para demostrarnos su amor, pues el amor se prueba con el sacrificio. (Comentarios Portal Católico).
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